La marcha en Santiago, que reunió a entre 80 y 100 mil personas, según las fuentes, culminó con una concentración en la emblemática Estación Mapocho, donde los líderes estudiantiles volvieron a reclamar una educación superior gratuita y de calidad, exigieron la reincorporación de los secundarios expulsados por haber participado de protestas el año pasado y rechazaron la propuesta oficial de reforma del área y tributaria.
"Vamos a seguir siendo rebeldes, queremos transformarlo todo y no vamos a cejar hasta que este sistema cambie", arengó a la multitud el presidente de la Federación de Estudiantes de Chile (Fech), Gabriel Boric, según reportaron la agencia de noticias DPA y los diarios El Mercurio, La Nación y La Tercera.
El líder universitario exigió una partida de 5.000 millones de dólares para la educación, volvió a cuestionar que en Chile gran parte de la educación escolar y universitaria sea administrada por empresas y recalcó que aún hay estudiantes secundarios que tienen su matrícula cancelada por participar en el movimiento estudiantil.
En relación a la propuesta del Ejecutivo de reforma educativa, Boric advirtió que el movimiento estudiantil no se conformará con que el gobierno haya corregido "los excesos" del sistema.
Al respecto, el presidente de la Federación de la Universidad Católica (Feuc), Noam Titelman, subrayó que "el movimiento sigue vivo y seguirá mientras no se alcancen transformaciones de fondo".
La vicepresidenta de la Fech, Camila Vallejo, destacó la importancia de la alta convocatoria a la marcha "para seguir instalando la agenda educacional del mundo social".
La manifestación culminó sin incidentes, pero durante la desconcentración grupos de encapuchados enfrentaron con piedras y palos a las fuerzas especiales de Carabineros, que reprimieron y detuvieron a algunos de los violentos.
En medio de los disturbios, al menos cinco personas resultaron heridas, entre ellos un camarógrafo y un carabinero, según la versión de los medios.
Las movilizaciones se repitieron en otras ciudades del país, como Concepción, Temuco y Valparaíso, donde marcharon unos cinco mil estudiantes.
En Chile, país con un producto per capita de 16.000 dólares por paridad de compra, el sistema educativo repite las inequidades sociales y de distribución del ingreso.
La media de los jóvenes pobres de hasta 24 años no termina su educación escolar y, en comparación, los jóvenes más ricos a esa edad suman dos años de educación superior, según cifras oficiales.
Estos resultados inciden en toda la vida de los jóvenes. Quienes sólo completan el colegio, reciben salarios de 600 dólares, mientras que los de formación universitaria captan 2.500 dólares, según estudios del gobierno.
Las protestas estudiantiles, que coincidieron los últimos meses con movilizaciones sociales, civiles y regionales, tienen como telón de fondo los comicios municipales de octubre y presidenciales de 2013. Fuente: Telam