En una finca sanjuanina se produce una variedad de sandía única en el mercado: son frutas más pequeñas y sin semillas, características que las convirtieron en furor dentro del país. Marcelo Ferrer es el dueño de la finca Don Domingo, donde produce esta variedad especial de la fruta aliada de las mesas argentinas de verano.
Esta sandía pesa entre 4 y 5 kilos cuando las tradicionales alcanzan los 20 kilos, tienen poca cáscara y son más dulces, ideal para las verdulerías. “Es un híbrido obtenido a partir de la polinización natural con un macho, se hacen tres plantines con hembras sin semilla y un polinizador muy pequeño de tres kilos, que sí tiene semilla, de ese cruzamiento sale la variedad sin semillas”, indicó Ferrer a Clarín.
Esta sandía se vende más cara, pero produce menos desperdicio y es muy apreciada en toda la zona costera. Es ideal para llevarla a la playa y los verduleros están muy contentos porque no tienen que cortar ni perder porque no aparecen clientes para la fruta compañera del verano.