Había cruzado la Cordillera de los Andes para realizar un entrenamiento fugaz en Chile cuando sonó su teléfono. Del otro lado, un árabe con un inglés perfecto le contaba que lo había visto a través de LinkedIn y, entre cientos de perfiles, habían puesto los ojos en él para sumarse al poderoso centro de alto rendimiento “UAE Triathlon Federation” que radica en el corazón de los Emiratos Árabes Unidos. Hoy David lleva tres semanas del otro lado del mundo, ya adaptado a una rutina, entrenamiento y gastronomía nueva, pero viviendo una experiencia única que esperaba desde hace tiempo.
“Todo fue muy repentino. Al otro día de la llamada conectamos e hice la entrevista. Siempre tenía la idea de tener una experiencia en el exterior, lo estaba buscando desde hace mucho. Y cuando llegó la propuesta, estaba preparado, tenía hasta el pasaporte hecho. Sabía que cuando llegara algo, lo iba a aceptar; estaba predispuesto”, comentó de antemano el triatleta sanjuanino.
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David en San Juan tenía una vida tranquila entre entrenamientos y competencias, siendo el Ironman 70.3 que se disputó en marzo pasado su última prueba. Sin embargo, desde hace varios años venía preparándose de manera intensa, como deportista y preparador físico, para afrontar una ventura como la que atraviesa hoy en Abu Dabi. Hasta se certificó en inglés en la Universidad de Cambridge. Para él se trataba de una inversión personal.
“Hace cinco años comencé con la preparación física en el mundo del alto rendimiento, tanto teórico como práctico. A su vez empecé a estudiar carrera Educación Física y me especialicé en el deporte de alto rendimiento, en Estados Unidos. Después arranqué a competir como triatleta a nivel nacional y provincial. Cuando llegó la llamada, me estaba preparando justamente para la carrera más importante de Argentina, el Ironman”, comentó el deportista.
David viene de conseguir su primera medalla dorada en triatlón. Fue en el Indoor, realizado en New York University, una universidad de Estados Unidos que tiene sede en Abu Dabi.
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Hoy el triatleta sanjuanino lleva otra vida en tierras árabes. Compite en el deporte que lo cautiva desde hace un par de años, pero también ejerce como preparador físico, ayudando y mejorando a deportistas de muchas partes del mundo. También cumple el rol de dirigente deportivo, aportando nuevas ideas que sirvan para impulsar este ambicioso proyecto. Un reto que lo tendrá motivado y ocupado dura seis meses.
“Es un desafío enorme. La adaptación fue positiva, ya que el 80% es población internacional y el 20, son locales. Es un intercambio cultural constante, hay atletas de todo el mundo. En cuanto a la vida en general, la calidad es bastante buena. Uno está tranquilo y se enfoca solo en los proyectos. Este país está en crecimiento, es joven e importa talentos para seguir creciendo. Además, cuenta con infraestructura e ideas. Yo lo que hago es bajar esas ideas a la tierra. Ellos invierten en gente de afuera, en conocimiento y alto rendimiento”, destacó el protagonista.
Su rutina diaria es un poco distinta a la que llevaba en San Juan. Se levanta a las 5 de la mañana y a las 22, ya está en la cama. A veces, cuando el cuerpo se lo pide, disfruta de una buena siesta, lo que resulta una costumbre “rara” para su círculo. “Trabajo y entreno. Respecto a la comida, sigo los conceptos básicos de nutrición. También pruebo alimentos locales, por suerte no he tenido problemas con eso. Acá se usa mucho el picante, especias y hay muchos sabores nuevos. En general, mi vida es muy aburrida (risas). Por ahí me cruzó con argentinos que me invitan a salir, pero digo que no”, agregó David.
Cuando se enteran que soy argentino, la gente se alegra; te nombra a Messi y se ponen contentos. Cuando se enteran que soy argentino, la gente se alegra; te nombra a Messi y se ponen contentos.