Walter: Yo lo acompañé al entrenamiento en Racing para darle apoyo. Es muy lindo ver cómo se entrena tu hermano. Y de paso voy aprendiendo. Lo admiro mucho a Gustavo.
-¿Y quién es el mejor goleador de los dos?
G: La Pantera, je.
W: Sí, si tiene como 200 goles...
Es el día después del fin de semana en que los hermanos Bou, Gustavo y Walter, vivieron un momento muy especial. Uno metió un gol ante Rafaela, el otro se lo convirtió a Sarmiento. Pero los dos hicieron ese festejo calcado para su mamá María que ya no está: el beso a sus tatuajes que la recuerdan, los dedos índices al cielo y los ojos con las lágrimas que asoman. "Ese fin de semana agarramos energía de todos lados”, cuenta el delantero de Racing, en plural, consciente de que lo que le pasa a él también le ocurre a su hermano. Y el de Boca, que sufrió bastante después de esas dos oportunidades que le pasaron por delante y no logró empujar, agrega: "Entramos mentalizados en que una nos va a quedar y vamos a hacer el gol”.
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Unidos por el gol
Walter Bou metió un tanto en la victoria de Boca y Gustavo hizo lo suyo en la caída de Racing. A partir de ellos, te invitamos a recordar otros casos de hermanos que convirtieron en una misma fecha.
-No parece casualidad que vos, Gustavo, lleves cuatro goles en cinco Días de la Madre y que ahora Walter haya metido uno también...
G: Sabemos que la viejita nos está iluminando y este fin de semana se hizo presente de vuelta. Nos dio ese aliento y fuerza para que no bajemos los brazos. Hizo todo para que podamos convertir. Cada gol que hago se lo dedico a ella, porque es parte de lo que somos hoy. Nos dio la vida, nos enseñó a manejarnos, a apoyarnos en la gente que nos quiere, ser siempre la misma persona estando mal o bien.
-¿Hace cuánto tiempo que no la tienen?
G: Diez años, van a cumplirse once. Van cuatro goles en los últimos cinco Días de la Madre. Es algo muy lindo. Por dentro lo vivo de manera muy especial.
W: Yo no la disfruté tanto, no me acuerdo mucho, pero siempre me quedó grabado que cuando él estaba en River y quería largar, ella le pidió que no dejara de jugar.
G: Mi mamá estaba en las últimas y siempre me decía que no aflojara. Yo nunca le dije que si pasaba eso dejaba todo, pero ella lo sentía, se daba cuenta, y se preocupaba mucho. Estando en el hospital me pidió que siguiera por este sueño, que me iba a iluminar. Así y todo, largué dos o tres semanas hasta que una mañana estaba en mi casa llorando y vi a mi viejo llegar de laburar en bicicleta al rayo del sol, recordé sus palabras y volví. Por eso seguí, por eso sigo, me cuesta no tenerla, pero siempre tratamos de mirar para adelante. Ella está arriba y nos quiere ver bien.
-Debe estar orgullosa de ustedes...
G: Daría todo por tenerla, pero bueno... Lamentablemente no la tenemos y vamos a seguir.
W: Esas mismas palabras que contó Gustavo me quedaron grabadas. Es loco, porque a veces muchos chicos tienen a la madre y no la valoran, y nosotros damos lo que sea para tener un ratito nomás con ella. A veces pienso que era muy chico cuando pasó y no me sale ni un recuerdo y me pongo mal, me pongo horas a pensar, a tratar de recordar cómo vivíamos el día a día, y eso me parte el alma. No teníamos ni para sacar fotos ni nada. Tenemos muy pocos recuerdos.
G: Así y todo, rescato que él era el más chico cuando pasó eso, era el más mimado, "el negrito de la mamá”, como decía ella. Pero tiene una personalidad muy importante: en su momento fue el que más entendió, porque con 12 años, el día del velatorio, vino y nos explicó a los más grandes por qué se había ido la vieja. Me decía a mí: "Negro, si vos llorás, voy a llorar yo, la mamá estaba enferma y allá arriba va a estar mejor”. Hubiera sido normal que te lo dijeran los hermanos mayores, tus tías, pero no el más chico. Por ahí Walter no es muy demostrativo, pero se hizo muy fuerte y siempre trata de mirar para adelante. Por eso estoy muy orgulloso del camino que está haciendo.
Bou volvió al gol y empató el partido
Gol de G. Bou (R). At. Rafaela 1 - Racing 1. Fecha 6. Primera División 2016
-¿En el momento de los goles pensaron en todo eso que vivieron?
G: Desde el día que se fue cada gol es para ella.
W: Yo tengo algo muy particular, porque se lo dedico a mi vieja y a Dios. Soy Cristiano y creo mucho, y sé que él también me ayuda un montón y día a día me marca el camino en cada paso que doy.
Hay una foto -de las pocas que tienen- en las repisas que cubren toda una pared del departamento de los Bou en Puerto Madero. También aparece en sus antebrazos. "Aunque mis ojos no te puedan ver puedo sentir que estás aquí”, reza uno de los tantos tatuajes de Gustavo, debajo de la cara de su mamá. "María”, simplemente se lee en el único tattoo visible de Walter. Los ojos de ambos se humedecen cuando hablan de ella y de la infancia en el barrio Nebel de Concordia.
Los sueños que comparten también los emocionan. La forma en que recorrieron caminos difíciles que los llevaron hasta la Primera de Racing y la de Boca. "Nuestro sueño es jugar juntos. Toda la familia sueña con eso”, coinciden los hermanos Bou.
-¿Podrían jugar juntos?
G: ¿Si podríamos jugar juntos? Siiií.
-¿El menor sería obediente y se movería por donde le dijera el mayor?
G: La verdad es que él tiene características casi similares a la mías, aunque tal vez es más estático en el área. A mí siempre me gustó jugar por afuera y recién cuando llegué a Racing, con la idea de Diego Cocca, que le gustaba poner dos nueve, le empecé a agarrar el gustito.
Bou convirtió el segundo para los Xeneixes
Gol de W. Bou (B) Boca 2 - Sarmiento 0. Fecha 6, Primera Division 2016/17
-¿Se ven parecidos?
W: Le copio mucho los movimientos. Apoyar, desmarcarse, controlar y girar para quedar de frente al arco.
G: En una cancha lo veo y me doy cuenta de que hasta corremos igual. El, para bien, se toma un segundo más para resolver. Yo la pienso antes de que me llegue la pelota y hago todo rápido. Creo que es una virtud saber hacer una pausa y elegir lo mejor.
-Entonces, le dejarías el área a Walter...
G: Sí, yo me tiraría más afuera. O, si el día de mañana podemos jugar juntos, podríamos adaptarnos y sería indistinto. Ojalá podamos cumplir ese sueño que tenemos.
-¿Dónde sería?
W: No sé en dónde, pero se va a dar ya sea en el fútbol argentino, en el exterior o en Concordia. Toda la familia sueña con eso.
G: Ahora estamos muy contentos por el momento que estamos pasando. La familia sabe el esfuerzo que hicimos y por lo que tuvimos que pasar para llegar hasta acá.
W: Ahora, cuando vamos de vacaciones, sí jugamos algún partidito para el mismo equipo...
-¿Cómo son los Bou jugando juntos?
G: Somos iguales: no queremos perder a nada. Somos seis varones y tres mujeres. Y por ahí tenemos tres que juegan bien y uno que es "malena” mal y muy descoordinado, y se enoja cuando le decimos algo. No decimos el nombre para cuidarlo y porque ya todos lo saben, ja.
W: Es el Emi. Pero también lo tenemos a Darío, que se enoja porque lo mandamos al arco. Después está Jorge, que corre y no se cansa nunca. Y José Luis, el mayor, al que le decimos Pintita, porque quiere hacer casi todo pero no hace nada. Cada vez que vamos para Concordia tratamos de disfrutar. Ellos están orgullosos de nosotros.
G: Yo le digo a él que disfrute, es algo muy lindo. Hoy (por ayer), cuando tuvo el día libre y me acompañó a la práctica, se dio una charla linda: me preguntaba si cada mañana, o cada vez que me iba a entrenar, podía creer todas las cosas que por suerte tenemos y cómo nos había cambiado la vida.
-¿Y piensan cómo les cambió la vida?
G: El me decía que le pasan cosas y no lo puede creer. Mirábamos el resumen del partido del domingo y me decía: "¿Qué hago yo ahí?”. Sabe de la responsabilidad que tiene y dónde está, pero a la vez no lo puede creer.
W: Lo que pasa es que a él le llevó diez años estar donde está, la luchó más, pasó mil cosas, por eso lo tengo de ejemplo y estoy orgulloso. Siempre me apoyó y estuvo a mi lado. Mi hermano es mi ídolo.
-¿Qué es lo más increíble que vivieron?
W: Era un sueño muy lejano todo esto y hoy lo estamos viviendo. Siempre miro para atrás, veo el esfuerzo que hicimos, todas las cosas malas que pasamos y disfruto el doble.
G: Nadie nos regaló nada. Yo tengo el ejemplo de mis hermanos, de la realidad que tienen ellos. Se levantan temprano, se acuestan tarde...
-¿Qué hacen sus otros hermanos?
G: Son albañiles. Por eso digo que miramos al costado y vemos esa otra realidad, y no es sólo que vivimos este mundo aparte en el que es todo lindo.
W: Con mirar a nuestra familia alcanza...
G: El tuvo la suerte de irse a Gimnasia y esperar su momento. Ya tenía edad de Cuarta, en Boca no había firmado y es un momento duro. Pero confiaba en sus condiciones y hoy le tocó volver a Boca. El me dice que me mira a mí, al hermano mayor que pasó momentos difíciles, y yo le transmito lo que es estar en un grande, las responsabilidades, las exigencias, que nunca hay que relajarse, estar predispuesto, poner buena cara a pesar del fastidio por no jugar, seguir mejorando. Verlo en Boca es un sueño, como le dije. No veía la hora que debutara para que sintiera lo mismo que yo.