Es una de las plazas más emblemáticas de la ciudad. Y uno de los paseos más bonitos. Desde hace meses sin embargo, permanece vallada, cerrada, negada al paso y a la permanencia de los miles de sanjuaninos que la disfrutaban a diario. El anuncio de su remodelación se hizo hace casi 5 meses y la acción lógica de cercarla con paneles de madera fue tan inmediata, que generó en todos los que la cruzamos a diario la sensación de urgencia en finalizar la obra.
Los paneles fueron tapizados con afiches de campaña, las elecciones pasaron, pasaron las fiestas de fin de año y esa aparente urgencia se fue diluyendo. La postal monótona y gris del empalizado perimetral sigue reemplazando al verde tradicional de la “joroba”. En todos estos meses el ritmo de obra fue bastante escaso. ¿Será la Cámara Minera, que firmó con la Municipalidad un Convenio de Padrinazgo, la responsable de tal lentitud? ¿Es que los más de tres millones de pesos que costará el trabajo no están disponibles para que la empresa Nacusi, que ganó la licitación, pueda imprimirle a la tarea la urgencia que requiere?
No dudamos de la importancia de la “modernización” de la Plaza Hipólito Yrigoyen. Sin dudas el paseo mejorará en calidad y funcionalidad. Sus bancos nuevos, su nueva iluminación, su fuente recuperada y su forestación renovada harán que luzca como nunca. Un tótem homenajeará a las víctimas del terremoto del ‘44 e informará lo que muchos desconocen aún: el montículo central de la plaza, que forma un anfiteatro natural en torno al escenario y que le da el nombre de pila a ese espacio común, no es otra cosa que escombros de las casas y edificios derrumbados por el histórico sismo. La pregunta es: ¿hacía falta privarnos de un espacio verde durante tantos meses, si la obra requiere un plazo menor ? Recién la última semana se notó cierto movimiento con la construcción de un obrador y el ingreso de máquinas que empezaron a retirar las viejas piedras de los senderos.
Los funcionarios de la Municipalidad confían en que el ritmo de obra crecerá en las próximas semanas, pero aún así calculan otros tres meses de empalizada antes de su inauguración.