Feliz de la vida. Valentina Echegaray (24) está parada en ese estado emocional y lo está disfrutando como más le gusta: haciendo rock rodeada de sus seres más queridos. La primera parte de 2016 le ha regalado momentos deliciosos arriba y debajo del escenario y está convencida que lo mejor aún está por venir.
Tras más de una década de romanticismo directo con la música, Vale se siente plena. "Estoy en un momento en el que estoy disfrutando mucho lo que hago. Siempre pensé en el público y en hacer un show que guste a la gente, pero hoy quizás me enfoco más en versionar y hacer mía una canción para transmitir y darle un estilo propio a la música. Hago los acústicos con Jorge Cordero (‘George Lamb’), que me acompaña en la guitarra. Hacemos rock nacional. Me siento muy cómoda con este género y creo que tengo que seguir apuntando ahí”, comentó.
La hermosa sanjuanina confesó que encuentra la inspiración en la vida misma. "Soy mamá, hija y hermana y trato de disfrutar todos los momentos de manera intensa. Soy una romántica empedernida y una persona sensible”, se definió Valentina antes de abordar el tema de las metas que circundan su carrera artística.
"La satisfacción de cantar lo que me gusta es una meta. Hoy en día hay muchos artistas que por hacer cosas comerciales terminan haciendo shows que no les genera placer. Este año tuve tres momentos que me marcaron y eso que todavía queda la mitad de este 2016. El primer momento fue volver a componer mis temas que pronto los voy a publicar. El segundo momento fue cantar como invitada con los chicos de Gato Naranja and The Funky Stars y poder compartir escenario con el Sr. Willy Crook. Y el tercer momento fue encontrar a Jorge, un artista impresionante, admirable cien por cien.
Tras el camino recorrido, la dueña de una encantadora voz se permitió un ligero repaso a lo vivido y dijo: "Crecí muchísimo. ‘Voy tratando de crecer y no de sentar cabeza’ como dice Baglietto. Empecé desde muy chica, mi papá me educó musicalmente siempre se lo voy a agradecer y mi mama canta hermoso. Algo de arte tenían que darme y así fue. Mis viejos, los mejores”.
"Empecé guitarra hace doce años con Mario Zaguirre. Mi abuelo siempre cantó folclore y aprendí mucho con él. Me gustan mucho las zambas y de chiquita me llevaron a muchas peñas. Pero el rock me pudo. Escuché muchas bandas gracias a mi papá y ese género me encanto. Empecé a cantar acústicos siempre acompañada y después me anime al rock internacional y al pop, participando en eventos de moda y rotando por bares sanjuaninos”, añadió completando el recorrido por su memoria.