"Ay no podés mi amor!" le decía entre comprensiva y tentada una señora de las cuarenta décadas a sus dos amigas, mientras lo miraban al Guille bailar como un poseso en medio de la Peatonal.
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SUSCRIBITE"Ay no podés mi amor!" le decía entre comprensiva y tentada una señora de las cuarenta décadas a sus dos amigas, mientras lo miraban al Guille bailar como un poseso en medio de la Peatonal.
Se fue el invierno, y como si se hubieran puesto de acuerdo, al mismo tiempo llegó el bailantero mayor del reino de San Juan.
Se fue el frío y llegó el calor, el calor humano del Guille que volvió para entretener a grandes y chicos con sus volteretas y sus fréneticas contorsiones de improvisado danzarín.
No hay nadie que no haya pasado por la Rivadavia y Tucumán y no se acuerde del Guille y su baile de la botella. De la botella no porque danzara al ritmo de esa canción, sino porque el Guille ponía una botella en mitad del paso como si fuera su compañera de baile, y le bailaba alrededor.
El recipiente también era el colector del fruto de sus esfuerzos. "Ayude al Guille", decía la botella con sinceridad. Y la gente ayudaba. Alguna vez la botella se habrá perdido y el bailarín la cambió por una lata, pero la misión era la misma.
En marzo el artista callejero desapareció. Le apagaron la música los negocios y luego de rondar la Peatonal y compartir su pena con su amigo el Grillo, otro personaje cuya vida gira en torno a lo musical, no se lo vio más. Intentaron conseguir un equipo de música para brillar con luz propia, pero al parecer no resultó.
Y un buen día como este viernes, desde lejos se vio al Guille bailar otra vez. Hoy por hoy, la música ya no se la pone La Liquidadora sino La Nueva Tienda, un local un par de metros más cerca de la Tucumán, pero para el hombre oriundo de La Bebida es igual.
"La gente me quiere, y esta tienda me pone música para que yo me gane la vida", dice el Guille mientras saca pecho y mira de nuevo como si fuera el dueño de las baldosas donde baila cuartetos y otros ritmos en la Peatonal.
Una de las responsables de la tienda accede a darle un poquito más de volumen al parlante así el Guille se puede lucir mejor para las fotos y el video de Tiempo de San Juan.
Enfrente, un grupo de chicos lo filman al bailarín poseso, y un poco más allá uno de los mozos de Factory Café lo mira y se sonríe cómplice al pasar. El Guille les alegra la vida a todos, les hace la vida más llevadera a los sanjuaninos, y por una moneda nomás.
Mirá un poquito del regreso del bailarín de la Peatonal:
Repasá las notas anteriores al Guille:
Más triste. El carismático personaje ahora necesita una radio o algún reproductor para no dependen de la música de los negocios de la peatonal Rivadavia.
Hacé click y mirá al Guille bailando "De qué te vale".
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