Aunque su historia está atravesada por el dolor, Juan tiene
todas las pilas puestas. Desde chico aprendió a sortear las pruebas que la vida
le fue poniendo en el camino. Cuando
Juan Cabañes tenía 4 años su madre lo abandonó, a los 8 lo atropelló un camión
y quedó paralitico. Hoy, 28 años después de aquella experiencia traumática,
nuevamente la vida le puso un obstáculo que está dispuesto a superar. Tantos
años de inactividad al estar en la silla de ruedas le provocaron una infección
en su pierna derecha. Para detenerla, los médicos decidieron amputarle la
extremidad. Ahora Juan necesita de vos. Desde la habitación 120 del hospital
Rawson pide que alguien lo ayude a sobreponerse al posoperatorio. "Necesito de
alguien que me pueda cuidar y también poder conversar”, solicita sin
pretensiones.
Tantos años de silla ruedas le provocaron escaras crónicas.
Una de estas heridas se le infectó y no hubo vuelta atrás. El 2 de febrero lo
internaron en el Marcial Quiroga, pasó más de dos meses allí hasta que lo
trasladaron al Rawson, donde le tendrán que amputar la pierna. Está previsto
que lo operen el martes 26 de mayo. "Estoy esperando la cirugía porque me
quiero poner bien e irme a mi casa”, comentó Juan. Para entretenerse tiene una
tablet, pero no agarra demasiada señal. Le gustaría que los doctores le
permitan llevar un televisor para paliar el aburrimiento.
A pesar de que varios amigos lo van a visitar seguido, entre
los que nombra especialmente a Liliana, Ali y Belén, necesita que alguien lo
asista cuando lo operen. "Si se me acaba el agua no tengo a quien pedirle, me
gustaría que alguien venga y esté conmigo. Aunque sea a charlar un poco
también”, agregó.
Juan vive solo en un departamento en la villa Fleury,
Rawson. Alquila con la pensión que tiene el mono-ambiente. Su vida pasa por el
abanico de posibilidades que le da Internet y la calle. Es que su alma inquieta
le impide permanecer en su casa. Antes de la infección tres veces a la semana
salía a repartir volantes en las inmediaciones del Centro Cívico.
Tiene una silla de ruedas automática que le permite
trasladarse a cualquier lado sin problema. La silla se la regaló la presidenta
Cristina Kirchner. Un amigo se la gestionó. Según cuenta Juan, se peleó con su
familia porque le quería cobrar $20 para llevarlo de su casa al centro de salud
René Favaloro. Entonces un amigo remisero le dijo que con una silla automática
no iba a necesitar de nadie e iba a conseguir la independencia. Mandó una carta
a la presidencia y le llegó. Hoy es su medio de transporte, que le permite
movilizarse por todos lados.
En la Villa Fleury todos lo conocen a Juancito. Es un
personaje muy querido por sus vecinos. Tal es así que cuando pidieron 10
dadores de sangre para poder operarse, en un día los reunió a todos. Son ellos
los que le dan ánimo a este joven que ama la tecnología y la música.
Con las esperanzas puestas en mejorar su calidad de vida
gracias a la operación que enfrentará en breve, Juan espera en el hospital
Rawson esa mano amiga que le permitirá hacer más fáciles las batallas a las que
deberá revolver en el pos-operatorio.
Contacto para ayudar
Para ayudar a Juan Cabañes pueden llamar al 156708895 o
concurrir al hospital Rawson de 15 a 17 a la habitación 120 donde está
internado.