Por Gustavo Martínez Puga
El Guille, tal como todo el mundo conoce al personaje que baila apasionadamente cuarteto en la peatonal Rivadavia, con lo que logra juntar limosnas y sobrevivir a diario, se quedó sin música y ahora pasa sus días deambulando por el corazón de la ciudad Capital.
"Ahora en los comercios que me ponían la música me la bajan de volumen y no tengo cómo bailar. Me dicen que es porque doy un mal aspecto. Pero antes nadie tenía problema”, cuenta, amargado, Guillermo López, de 57 años.
A muchos les llamó la atención que ya no se lo veía bailar cuarteto en círculos, alrededor de la cajita que dice "Ayude al Guille”, con la que recaudaba las monedas para comprarse un sándwich y una cerveza. Y se lo suele ver al mediodía sentado al lado del Grillo, en el cruce de las peatonales Rivadavia y Tucumán.
"El Grillo me ha dicho que me va a dar una mano para que consiga un equipito de música o algo en lo que yo le pueda meter un pen drive con cuarteto y bachata y seguir bailando, que es lo que más me gusta”, cuenta el Guille.
Cabe recordar que el Guille decidió ganarse la vida de esa manera desde que sufrió un fuerte desengaño amoroso el año pasado, cuando sorprendió a su mujer manteniendo relaciones íntimas con otro hombre, en su propia casa, en La Bebida.
Fue entonces cuando el Guille se fue de su casa con la ropa puesta. Y decidió dedicarse a bailar cuarteto y bachata, que es lo que más le gusta.
Además del Grillo, otro personaje de la peatonal que se gana la vida con su guitarra cantando folclore cuyano y baladas de Joaquín Sabina, también al Guille le están dando una mano algunos trabajadores de los comercios más importantes de la peatonal Rivadavia.
Por ejemplo, la encargada de una empresa de telefonía celular le ayudó a confeccionar una lista para que el Guille junte firmas y le permitan seguir bailando en la peatonal.
"Lo único que necesito es un equipito de música, un radiograbador o algo así, y yo me gano la vida honestamente. El domingo pasado fui al parque –de Mayo- y me levanté unos buenos pesos. No le hago mal a nadie, soy respetuoso con las mujeres. Nadie puede quejarse de cómo me porto”, dice el personaje que parece estar poseído por el cuarteto a la hora de bailar.