Por primera vez desde que mató a un ladrón,
hace una semana, habla Rodolfo Moisés Moya (56) quien se ganó el apodo de
"vecino justiciero”. El hombre es viñatero y desde el incidente con el
reconocido delincuente Rubén Senatore (42) dice que no puede dormir bien de
noche y que está muy mal por lo sucedido.
Tiempo de San Juan fue a buscarlo numerosas
veces luego del enfrentamiento en el que perdió la vida el ladrón, pero o no
estaba o no quería salir de su casa. Este jueves, esta cronista lo intercepta
mientras cruza la calle para volver a entrar a su vivienda.
El hombre pisa firme y viene con un diario
abajo del brazo, al ver a la periodista que lo espera en la puerta de su casa, la
encara y le pone las quejas. "El ladrón asesinado dicen, yo no lo asesiné si él
se metió a mi casa, qué quería que hiciera” explica sin dejar de caminar.
"El ladrón asesinado ponen en todos los
diarios, son unos imbéciles porque otra palabra no les cabe”, asegura Moya
visiblemente molesto. El hombre pasa sus días entre su vivienda sobre la calle
25 de Mayo 655, en Capital, y sus fincas en el sur de la provincia.
Como hay custodia policial las 24 horas, el
portón gris que tapa toda visibilidad hacia la casa, está abierto y se puede
ver el hall de entrada del hogar de Moya. Dos policías custodian la vivienda
las 24 horas y son quienes interceptan a la prensa cuando va a buscar al
hombre. "No está, no está en todo el día”, repiten los uniformados.
Moya está muy enojado con la prensa y
asegura que lo expusieron. "Yo le pregunto señorita, por qué no van a sacar
fotos a la casa del delincuente”, dice en tono intimidante.
Si bien las primeras versiones policiales
lo pintaban como un anciano de 74 años, sordo e indefenso que actuó en defensa
propia, Moya es bastante más joven y trabaja todos los días como siempre. A pesar de que es cierto que el hombre padece
de hipoacusia, tiene un audífono y escucha lo suficiente como para entablar un
diálogo.
"Tengo miedo, imagínese, estoy muy mal con
todo esto”, asegura. Sin embargo, no para y según los vecinos desde el robo
seguido de muerte, se levanta todos los días temprano para irse a trabajar a
sus fincas y vuelve tarde por la noche. Al contrario de lo que muchos piensan
Moya no se quedó encerrado en su casa y trabaja normalmente.
Rubén Senatore (42) el ladrón muerto, era
un delincuente con un frondoso prontuario y muy conocido en el ambiente, al
igual que sus hijos. Es más dos de ellos están aún dentro del Penal de Chimbas
y el día que Senatore murió, protagonizaron una dramática escena en la esquina
de la casa de Moya y fueron interceptados por la policía.
La cuadra donde vive el viñatero es una
zona de "matrimonios grandes”, según la policía, y todos tienen miedo de
hablar. Además bancan a Moya y sostienen que de haber estado en su lugar ellos
hubieran hecho lo mismo.
El hombre es legítimo portador de un arma 9
milímetros y además sabe tirar. El día que el ladrón murió dentro de su
vivienda, con un solo disparo certero en el pecho que le quitó la vida en el
acto.
Moya manifiesta que está muy mal por lo
sucedido y al preguntarle sobre si descansa bien de noche asegura "me despierto
sobresaltado en la mitad de la noche todavía”.
El juez, Pablo Flores, del Segundo Juzgado
de Instrucción, consideró que el viñatero actuó en defensa propia y luego de
pasar unas horas demorado fue puesto en libertad. La noche que Senatore entró a la casa de Moya
iba con un acompañante que huyó dejándolo tirado. La policía aún no lo identifica, ni logró dar
con él.
Apoyo
popular
Tiempo de San Juan preguntó a sus lectores
si respaldaban la decisión del hombre, y éstos votaron masivamente apoyando al
"justiciero".
A la pregunta "El juez dijo que el
justiciero "actuó en legítima defensa". ¿Vos cómo pensás que
reaccionó?", las respuestas fueron: Actuó bien 96 %; actuó apresurado 2,5
%; y estuvo mal 1,5 %