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INFORME ESPECIAL

El escándalo narco-judicial y los entretelones del “arrepentido”

Quién es el narco “arrepentido” ya liberado que comprometió al empleado judicial en el robo de drogas al juzgado; cómo se conocieron; cómo sacaban la droga; cómo reponían paquetes “truchos” y cómo se gestionó la delación. Por Gustavo Martínez Puga.

Por Redacción Tiempo de San Juan
Por Gustavo Martínez Puga

"Sé que es de apellido Zárate y le dicen Pato. No veo por qué no se pueda informar, si está en el expediente y se supone que está haciendo un aporte clave para esclarecer un hecho ilícito. El artículo 29 ter de la ley 23.737 de narcotráfico no prohíbe revelar la identidad, como sí ocurre con un testigo protegido. Tendrá elementos de prueba para sostener lo que está diciendo”. La frase es del abogado Ricardo Moine, defensor de Sergio Puentedura (56), el empleado judicial con 20 años de antigüedad en la Secretaría Penal N° 4 del Juzgado Federal, el único detenido por el robo de 27,5 kilos de droga (26 de marihuana y 1,5 de cocaína) y 21.000 pesos en efectivo de esa dependencia judicial.

Según fuentes de la investigación, el "arrepentido” es un sujeto que cumplió una condena por narcotráfico y estaba preso desde enero último y con auto de procesamiento dictado porque le habían hallado porros de marihuana. Fue en momentos que la policía le había allanado la casa buscando una pistola de uso reglamentario. Dicen que estaba drogado y había perdido el control.

LA NEGOCIACIÓN

El "arrepentido” estuvo preso hasta el viernes 19 de junio último, cuando recuperó la libertad beneficiado por el arreglo que hizo con el fiscal federal general Francisco Maldonado. Es que estaba procesado por el delito de tráfico de drogas, pero le bajaron la calificación (y eso permitió su excarcelación) por su aporte de pruebas que serían contundentes para esclarecer la causa en la que está procesado.

Llegado el momento del juicio, al "arrepentido” le mantendrían lo pactado por su colaboración en la investigación contra el empleado Puentedura y el fiscal le sostendría la acusación pactada en la primera instancia. Como el fiscal es el titular de la acción pública, el tribunal no puede imputarle un delito más grave y cambiarle la situación.  
El "arrepentido” le dijo al fiscal Maldonado que la droga que le encontraron a él en enero último se la proveía Puentedura. Por eso es que vinculó su causa con la del robo de drogas al Juzgado Federal.

DEL JUZGADO A LA CALLE

Al estallar el escándalo que puso a Puentedura en la mira, el "arrepentido” pidió en la Secretaría Penal N° 5 que le ampliaran su declaración indagatoria en el marco de su causa y allí reveló todos los detalles para probar que quien le suministraba  la droga que vendía en las calles era el empleado judicial.

A cambio pidió un beneficio legal bajo la figura del "arrepentido”, tal como lo estipula la ley contra el narcotráfico (ver recuadro), ya que consideraba que reunía todos los requisitos.

Así fue como la secretaria Florencia Gutiérrez y el juez Leopoldo Rago Gallo, junto al fiscal Maldonado, se sentaron a escuchar el relato del "arrepentido”, en el marco de su causa por narcotráfico. Pero al ver que sus dichos tenían precisiones que involucraban a Puentedura, el juez Rago paró la audiencia y se inhibió de seguir actuando, ya que esa causa la investiga el juez Miguel Ángel Gálvez por haberse producido el robo de droga en una secretaría que depende de Rago Gallo.

FÁBRICA DE TRUCHOS

Luego el fiscal Maldonado pidió que la ampliación de la declaración del "arrepentido” se incorpore a la causa contra Puentedura. Y se ordenaron una serie de medidas para probar si era cierto o no las cosas que decía el "arrepentido”.

Por ejemplo, están haciendo peritajes para ver si es verdad que los ladrillos de marihuana truchos que fabricaba el "arrepentido” eran de guano de caballo y yeso. Así le daba el color similar a la marihuana y el peso.

El "arrepentido” precisó en su declaración que fabricaba los ladrillos truchos con una cajita de madera que se había hecho con el mismo tamaño de los ladrillos de marihuana que le proporcionaba Puentedura. Ese era el molde que tenía.

Dijo que a los ladrillos que venían del juzgado les sacaba un papel blanco con un número que lo identificaba. Lo guardaba y luego se lo ponía a los ladrillos truchos que él hacía, a los cuales envolvía con una cinta adhesiva color marrón, igual a la que traían los ladrillos originales.

Dijo que esos ladrillos truchos él nunca los llevó al juzgado, sino que se los daba a Puentedura y él los metía al juzgado. Se supone que el empleado hacía esa maniobra cuando la marihuana ya estaba peritada y lista para ser incinerada: inventaba excusas para demorar en su despacho la droga hasta sacarla y cambiarla por envoltorios truchos que luego eran quemados.

Fuentes de la investigación sospechan que el empleado usaba un bolso para la práctica de paddle para simular la extracción y el ingreso de los ladrillos de marihuana al Juzgado Federal. Y que usaba esa excusa, sumada al hecho que vivía en Caucete, para entrar y salir del juzgado en horarios de poco movimiento, como las horas de la siesta.

Según lo investigado, usaba expedientes en su armario de pantalla para ocultar detrás de ellos la droga que camuflaba de las causas a su cargo. Y habría usado hasta el cielorraso para esconder droga que luego sacaba. 
El "arrepentido” dijo que el negocio con Puentedura siempre fue con la marihuana, nunca con la cocaína.

DESDE EL 2012

El "arrepentido” dijo que conoció al empleado judicial  cuando fue excarcelado y quiso recuperar una fianza real de 3.000 pesos. Eso fue en el 2012, un año después del robo de 2011 de 10 kilos de cocaína, armas y dinero de la caja fuerte de la otra secretaría penal, la número cinco.

Según el "arrepentido”, después de ir muchas veces al Juzgado Federal, el judicial le dijo que no tenía su dinero. Al parecer, así hizo con varias fianzas. Y dice que le propuso juntarse en la esquina de la avenida Ignacio de la Rosa y Santiago del Estero, a cuatro cuadras del Juzgado Federal.

Dijo que Puentedura apareció con medio ladrillo de marihuana. Como el monto era superior a lo de la fianza, que le dijo que se cobrara de ahí y que el resto después iban a arreglar cómo lo repartían.

Así nació el vínculo comercial. El "arrepentido” dijo que después de ese encuentro, Puentedura le proveía ladrillos de marihuana; que lo citaba en las inmediaciones de un club de hockey en Concepción, otra vez lo citó en la avenida Hipólito Irigoyen y el Lateral de Circunvalación, en Santa Lucía, cuando Puentedura venía en su remis desde Caucete, donde vive.

DESDE EL PENAL

Un dato que llamó poderosamente la atención es que el vínculo entre ambos habría continuado tras la detención del "arrepentido” en enero último. Según el "arrepentido”, Puentedura le suministró 190 porros y él tuvo que hacerle en su celda del Penal 190 cigarrillos armados con tabaco para que el empleado judicial pudiera reponerlos a la hora de ser incinerado para que no lo descubrieran.

En el Penal dicen que a los guardias les llamó la atención la cantidad de cigarrillos que había armado el "arrepentido”. Luego ataron cabos y se dieron cuenta que se los daba a la visita para que éstas se lo dieran a Puentedura.

Incluso, el "arrepentido” dijo que el día domingo 14 de junio, en horas de la tarde, Puentedura le llamó por teléfono al Penal para que "se apurara” con los cigarrillos truchos. Un día antes, el sábado 13 de junio, Tiempo de San Juan había publicado en primicia que habían vuelto a robar droga en el Juzgado Federal y el escándalo estalló: ése mismo sábado, en horas de la mañana, la secretaria Laura Farina, a cargo de la Secretaría N° 4 desde marzo último, hizo la denuncia formal en la delegación local de la Policía Federal.

Puentedura cayó preso al lunes siguiente en horas de la tarde.

Su celular nunca apareció. Ahora están tratando de recuperar en el Penal el chip con número que tenía el "arrepentido” cuando estuvo preso, porque eso será una prueba clave para probar que es cierto lo que delató a cambio de beneficiarse legalmente.

Confirmado: 27,5 kg de droga y $ 21.000

Finalmente se confirmó cuál fue el total de droga robada al Juzgado Federal y la cantidad de dinero en efectivo: 26 kilos de marihuana y 1,5 kilos de cocaína. Más 21.000 pesos en efectivo, según precisó el fiscal federal Francisco Maldonado.

A esos números se llegaron tras peritar todas las causas que llevaba el empleado Puentedura.

El escándalo se destapó cuando tenían que incinerar 11 kilos de marihuana en panes, pero en la caja que iban a llevar a la empresa que hace el trabajo sólo habían 5 kilos.

A eso se agregó que el empleado hacía dar muchas vueltas a una persona que iba a recuperar los 3.000 pesos de una fianza real que había tenido que pagar. Tras probar que se había quedado con esa suma de dinero, también se revisó el manejo en efectivo que hacía Puentedura y se determinó un faltante de 21.000 pesos.

¿Quién puede ser un arrepentido?

Deben darse una serie de condiciones legales para la figura del "arrepentido”. El artículo 29 ter de la ley 23.737 dice que debe ser un imputado que ofrezca información para la prosecución de un proceso. A cambio puede tener una reducción en la escala penal o hasta una exención del delito que le imputan.

*El "arrepentido” puede aportar información cuando su causa está abierta o cuando no se haya iniciado el proceso. No en un juicio.

*El informante debe haber tenido alguna participación en el delito que denuncia.

*Siempre debe aportar datos que involucren a un par o a un superior en la organización, no a uno inferior.
*La información que aporte el "arrepentido” debe posibilitar el procesamiento de los sospechosos.
 
¿Y la cocaína, quién se la vendía?

El "arrepentido” dijo que el negocio con el empleado Puentedura siempre fue con la marihuana. Pero entre los faltantes también le achacan al judicial el robo de 1,5 kilos de cocaína. ¿Habrá otro arrepentido o qué hacía Puentedura con la cocaína? ¿Cómo sacaba Puentedura la cocaína y cómo la camuflaba para reponerla a la hora de ser incinerada?.
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