Existen innumerables relatos referidos a la presencia de seres de otras vidas que aparecen de la nada en determinados lugares: casos extraños, sombríos, tal vez perdidos en el tiempo y de muy difícil comprobación.
Pero el que nos ocupa en esta oportunidad no pertenece a esa categoría y por sí solo puede convertirse en algo tangible, aunque al mismo tiempo deberíamos calificarlo como un hecho fantástico y ciertamente alejado de la realidad. Se trata del misterio oculto en una antigua edificación donde funcionaba un bar, café y billares, ubicada en la zona céntrica de Lomas de Zamora.
Los vecinos dan fe de que en ese lugar suceden cosas muy raras y muchos de ellos las asocian con la presencia de fantasmas. Frente a las inquietantes presunciones, nos reservamos todo tipo de opinión y valoración subjetiva. Solo daremos a conocer los detalles del enigmático asunto que, según parece, se extiende un paso más allá de lo real. En primer término intentaremos describir el escenario donde al parecer ocurren estos extraños episodios, recorrer paso a paso el camino hacia el misterio para después ingresar en una historia increíble que nunca antes había sido revelada.
Nadie pudo acceder a los pormenores de la suerte corrida por aquel concurrido bar de billares que funcionaba en la esquina de Fonrouge y Pueyrredón, y que aún conserva el clásico frente fileteado. Sin embargo, desde que lo cerraron por reformas, y luego de manera definitiva, se han tejido diferentes versiones relacionadas con los motivos de la presunta quiebra de sus propietarios. Pero el caso que nos ocupa no está ligado a esos detalles, sino exclusivamente al misterio que envuelve desde hace más de medio siglo a este bar de Lomas de Zamora.
La edificación conserva la línea original, con las paredes algo derruidas por el paso del tiempo, y tanto las cortinas metálicas de la entrada principal como las de los enormes ventanales exhiben intacto el estilo de fachada del clásico café-bar de la esquina de los años 50.
Se sabe que el antiguo comercio en el que se servía café y bebidas espirituosas y donde se podía jugar al billar permaneció mucho tiempo cerrado, con las cortinas bajas y los metales bastante oxidados. Quizá por sus paredes húmedas y la pintura descascarada, el sitio representaba la idea del olvido y la soledad.
Para iniciar la serie de testimonios vinculados al supuesto fenómeno paranormal resta decir que el local tiene un frente que se extiende sobre toda la ochava y que el hecho que conmueve a la vecindad se conoció una noche, hace ya varios años, cuando alguien oyó voces que provenían del interior.
Desde ese momento hasta hace muy poco tiempo, las versiones son las mismas: todos coinciden en que el antiguo bar es visitado por fantasmas. Cuentan que por las noches volvería a ser aquel sitio en el que paraba una barra de parroquianos que, además de compartir la amistad, tendrían en común que ninguno de ellos está vivo. La mayoría falleció hace ya varios años, incluso el dueño del bar, los mozos y otros colaboradores. Por eso vale aclarar que los testimonios se refieren a un encuentro de fantasmas.
Por supuesto, al margen de la precisión de sus detalles y del número de coincidencias, la historia parece extraída de una novela de ciencia ficción. Sin embargo, no lo es y perdura en el tiempo a través del relato de la gente del lugar. No fue uno ni dos, sino muchos los que dijeron haber oído voces y risas al pasar por las noches por ese sitio deshabitado donde hace más de cincuenta años funcionaba el bar con billares.
"Desde que uno dobla en la esquina se oyen ruidos... pero no cualquier ruido: el sonido de los cubiertos en la loza del plato, las copas, los pasos y hasta el golpe del taco y el choque de las bolas del billar. Todo eso y las voces de varias personas como si adentro hubiese una gran romería”, explicó el dueño de una bicicletería que vive a dos cuadras de allí. El hombre recordó que al principio el barrio estuvo conmocionado pero, como ya hace mucho que sucede lo mismo, los vecinos están bastante familiarizados con los fantasmas.
"El bar permaneció abierto durante varios años, nadie puede precisar cuántos, pero las personas que paraban allí seguro habrán muerto. Alguien dijo que es posible que regresen como espectros y se junten de nuevo a tomar una copa o un café y a darle al taco del billar”, comentó un taxista mientras esperaba su turno en la parada de la estación de Lomas.
Eugenia, una joven enfermera que viaja desde Claypole para trabajar en una casa particular de Lomas Este, dijo que a menudo pasa por el local y que habló con personas que comentaban el caso de los fantasmas. "Mi madre creía mucho en esas cosas. A mí no me parece que pueda pasar, pero esta gente oyó cosas y tal vez algo raro ocurra ahí dentro”, especuló.
"No creo en esas cosas, pero respeto lo que dice la gente”.
Es la opinión de una de las personas que en la actualidad frecuenta el famoso local que albergó durante años a una barra de amigos.
"Todos lo conocen como el billar fantasma. Nos cuentan anécdotas increíbles con gente que oyó voces y ruidos en el local. Nosotros no tuvimos esa suerte…”, explica con cierto humor Juan Carlos, un empleado administrativo que a menudo concurre a ese local.
Los trabajadores de Lomas de Zamora enrolados en la CTA conocen la historia que circula en torno al solar que hoy es utilizado por la central trabajadora, pero que en algún momento, hace más de medio siglo, fue un espacio lúdico y un punto de encuentro para cientos de vecinos del distrito: el bar de billares que, tras muchos años de tener sus puertas abiertas al público, cerró aunque afirman que allí quedaron sus fantasmas.
Fuente: Crónica