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Más dudas en la causa a raíz de un cuestionario encontrado en la basura

Contenía dos preguntas que atacaban los puntos débiles de la denuncia de Nisman contra la presidenta. El misterioso papel apareció roto en el departamento de Le Parc.

Por Redacción Tiempo de San Juan

El difunto fiscal Alberto Nisman sabía de antemano lo que los legisladores le iban a preguntar el lunes 19 de enero, cuando estaba citado a informar en el Congreso sobre los alcances de su denuncia por presunto encubrimiento del gobierno a los imputados iraníes por el atentado contra la AMIA?

Según Tiempo Argentino, sólo un dato nuevo, y hasta ahora desconocido, justifica iniciar un artículo periodístico con una pregunta. Pero esa pregunta acaso ayude a comprender cómo estaba Nisman horas antes de su muerte. Y, sobre todo, cómo se preparaba para la exposición en el Congreso y la batería de preguntas que debería responder.

El 2 de febrero, el matutino Clarín publicó que Nisman había pensado en pedir la detención de Cristina Fernández por el supuesto encubrimiento. Tras un sainete de desmentidas, el periódico aportó al día siguiente la documentación que probaba la información. El borrador de una resolución había sido hallado en un cesto de basura del departamento de Nisman, en las torres Le Parc, al día siguiente de la muerte. Eran pedazos de hojas, una suerte de resultante de quien toma un papel y lo cercena dos veces en sendas mitades. Los investigadores debieron ordenarlos y reconstruirlos para incorporarlos al expediente. Tenían como fecha imprecisa "junio de 2014" y, efectivamente, planteaban la hipótesis de la detención de la presidenta y del canciller Héctor Timerman.

Pero en ese tacho de basura había otra hoja que hasta ahora permaneció desconocida. No forma parte de la secuencia discursiva del borrador de la denuncia. Es una hoja suelta, también rota, y –aparentemente– la parte final e incompleta de otro documento. 

Tiene dos párrafos. El primero está identificado como "11)", y  plantea un interrogante: "¿Cómo explica la nota que leyó Timerman enviada por el ex secretario general de Interpol, Sr. Noble?". Debajo aparece el punto "12)", con otra pregunta: "Si las notificaciones rojas siguen vigentes, no hubo intercambio de petróleo por granos, ¿cómo afirma que el encubrimiento se consumó?"

Nada consta en el expediente sobre las diez preguntas anteriores. Pero ambos ítems, el 11 y el 12, desnudan puntos débiles de la denuncia de Nisman. Sobre esas flaquezas se basaron el juez federal de primera instancia Daniel Rafecas y la Sala Primera de la Cámara Federal para desestimar la denuncia.

Nada explica esa hoja en el cesto.

¿Alguien le hizo saber a Nisman que esas preguntas le iban a ser formuladas el lunes 20 de enero, cuando estaba convocado por la Comisión de Legislación Penal de la Cámara de Diputados para brindar información sobre la imputación que realizó? 

El papel bien pudo ser parte de un documento que le envió a Nisman una de las secretarias de la UFI Amia, Soledad Castro, el sábado 18 de enero. Pero hay demasiados datos que no cierran esa hipótesis. Castro declaró ante la fiscal Fein que le había remitido a su jefe "un listado de diez preguntas" que podrían llegar a realizarle durante su presentación en el Congreso. ¿Fueron 12, y no diez?, ¿la secretaria se confundió? Tal vez. Pero en ese sobre remitido por Castro había además dos páginas con argumentos sobre por qué la audiencia debía ser reservada y no pública, un ejemplar del memorándum con Irán y profusa documentación a modo de resúmenes, divididos por temas, y en casi todos los casos con clips adjuntando recortes periodísticos y otros documentos.
 Absolutamente nada de eso fue encontrado en el cesto de basura. Sólo la hoja con las preguntas 11 y 12.

El anuncio de la reunión en el Congreso a la que Nisman no asistió porque estaba muerto lo formularon mediante un comunicado de prensa las diputadas nacionales por Unión PRO Laura Alonso y Patricia Bullrich el 14 de enero, el mismo día en que el ex titular de la UFI Amia presentó la denuncia ante el juez federal Ariel Lijo. Alonso y Bullrich reconocieron ante la fiscal Viviana Fein que en los días previos a la muerte de Nisman habían tenido contactos telefónicos con él. Incluso surge de un testimonio en el expediente que hubo un encuentro personal entre Nisman y Bullrich. También se contactó el diputado Federico Pinedo y una legisladora "de apellido alemán”, probablemente Cornelia Schmidt-Liermann, aunque ese dato no está claro en el expediente. Otro dirigente del PRO, el presidente de la Legislatura porteña, Cristian Ritondo, también se contactó telefónicamente.

Nisman se mostraba ante sus guardaespaldas confiado en lo que iba a afrontar ante el Congreso. El custodio Rubén Benítez declaró haber estado en el departamento de Le Parc el sábado 17 de enero, a las 19. En realidad, otro agente policial ya lo había visto, porque al mediodía el fiscal de la causa AMIA los había enviado a que le compraran comida. Habitualmente Nisman les pedía que lo aprovisionaran. Tenía una particular preferencia por el sushi.

Cuando aquella tarde el custodio Benítez ingresó al departamento del decimotercer piso de Le Parc, sobre una mesa había un ejemplar de la revista Noticias, en la que el fiscal aparecía en tapa. Benítez relató que Nisman le hizo una referencia, algo así como "¿Vio todo lo que me está pasando?”, a lo que el policía respondió que estaba enterado de su denuncia contra la presidenta por los medios de comunicación.

Entonces –siempre según Benítez–, Nisman anunció algo que no llegó a cumplir: "El lunes les voy a romper el culo, los hago mierda”. El domingo por la noche apareció muerto en el interior del baño en suite de su dormitorio.

 

Fuente: Infonews 

Tiempo de San Juan

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