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Entrevista

"La del Vaticano, es la embajada más importante para la Argentina"

El camino que se le abre es ambiguo. Sencillo por un lado y duro por el otro. Es que Eduardo Valdés admite que lo único que tendrá que hacer "es seguir regando esa buena relación que existe entre la presidenta Cristina Kirchner y el Papa Francisco".

Por Redacción Tiempo de San Juan
Tan ávido coleccionista como fumador, el recientemente designado embajador argentino ante el Vaticano Valdés le abrió las puertas de su "Café las Palabras". En ese espacio en que comenzó de a poco a rendirle homenaje a la palabra en todas sus formas, se reúne a menudo con sus amigos. Entre asados, vino, vinilos con las voces de escritores y poetas como Juan Gelman, Leopoldo Marechal, Juan Carlos Onetti o Rodolfo Walsh, afiches de cine, almanaques de Alpargatas, vitrolas, radios antiguas y el rincón dedicado al fútbol donde expone las pelotas con las que se jugaron los Mundiales del '78 y '86 entre otros, nació hace un año y medio "la Orden del Piantao". Y fue Francisco el primer "loco lindo de Buenos Aires" en recibirla. 
 
 
-¿Cuál es la historia detrás de la Orden del Piantao?
 
-La Orden del Piantao se la damos a los locos lindos de Buenos Aires. Es una Orden que empezamos a dar en esta cueva para esos locos lindos y al primero que se la dimos fue al Papa. La Orden es una medalla con una caricatura de Horacio Ferrer, el autor de "Balada para un loco" en la que está con medio melón en la cabeza, una banderita de taxi libre en cada mano, abajo la luna que rueda por Callao y una leyenda que dice todo alrededor de la medalla "ya sé que estoy piantao, piantao, piantao".
 
-¿Cómo se lo tomó Francisco cuando lo nombraron primer loco lindo?
 
-Le encantó, le fascinó. Le gustó mucho porque yo sé que él es un gran admirador de Ferrer y un fanático del tango "La bicicleta blanca", que si lo escuchas, como dice él, podés ver a Jesús en Buenos Aires porque es un flaco que va cantando "dale Dios, dale Dios" en bicicleta, va pedaleando y los porteños le van tirando de todo, es la crucifixión y sus estaciones, pero en Buenos Aires. Fue un gran gusto que nos dimos el 5 de julio del año pasado y él se enloqueció cuando se la dimos, se sentó en su sillón con la Orden del Piantao. Francisco es el jefe de los locos lindos de Buenos Aires. Le gustó mucho y más quien le puso la condecoración, que fue su gran amiga Alicia Oliveira.

-Más allá del vínculo personal con Francisco, comenzó ya el camino oficial para su designación como embajador argentino ante el Vaticano. ¿Cuál es el desafío que deberá enfrentar y qué lugar ocupa hoy para la Argentina la embajada en el Vaticano?
 
-Tengo una gran cuota de gratitud con la Presidenta, un gran orgullo y una gran responsabilidad. Va a ser difícil igualar la gestión de Juan Pablo Cafiero. En un año y medio que comenzó el pontificado de Francisco la Presidenta tuvo una reunión de dos horas y media la primera vez, la segunda vez de tres horas y la tercera de casi cuatro más la reunión que tuvieron en Brasil cuando Francisco le regaló los escarpines para su nieto. Igualar el trabajo de Cafiero va a ser duro, es una vara muy alta. Por otro lado, yo creo que ésta es hoy la embajada más importante de la Argentina por el momento histórico que se está viviendo en el Vaticano. Es inigualable la influencia que tiene en nuestro país, en nuestro continente y en el mundo, pero fundamentalmente en nuestro continente es impresionante.

 

-¿Para superarlo a Cafiero tiene que conseguir una visita del Papa el próximo año?
 
-Él tiene calendario para venir a la Argentina en 2016. Yo dije en broma que para igualar la marca de Cafiero lo que tenía que hacer era traerlo en 2015, pero era una broma. Eso no va a ser posible, además yo tampoco incido en la agenda vaticana.
 
-También hubiese significado un gran revuelo político una visita de Francisco en un año electoral y probablemente él hubiese querido evitar eso.
 
-No, no es un tema ese. El tema es que ya vino a Brasil y tiene que terminar de tocar los demás continentes para venir después otra vez a América latina. Las elecciones del próximo año no son un tema que tenga que ver con su visita. Pero hay que tener en claro otra cosa, no seamos los argentinos tan egocéntricos de creer que el Papa está todo el día pendiente de lo que dice o declara sobre la Argentina o lo que se dice acá, porque la verdad es que él tiene otros temas que lo obsesionan como la desocupación en los jóvenes, las 11 guerras que sacuden al mundo en este momento, él siente orgullo de que en su tierra, el continente latinoamericano, no haya hipótesis de conflictos. La desocupación está golpeando fuerte en España, Portugal, Grecia, Italia y alrededor de estas crisis crecen sistemas neofascistas que tienen al inmigrante como su principal enemigo, por eso una de las primeras cosas que hizo fue ir a Lampedusa para mostrar que hay que ser solidarios con esta gente que tiene que dejar su país para tratar de vivir dignamente en otro.
 
-Pero es inevitable que todo lo que dice el Papa sea leído en clave política en Argentina.
 
-Pero está bien que se lea en clave política, lo que no creo que se pueda hacer es leerlo en clave partidaria, eso sería un error. Cada uno quiere tomar al Papa como que dice tal cosa u otra para castigar a tal o cual y la verdad es que no es así.

-¿No se ha convertido el Vaticano en una suerte de nueva Puerta de Hierro donde van los políticos con aspiraciones electorales a buscar el visto bueno?
 
-Para algunos puede ser así porque hay muchos que lo vieron como si fuera un muro que sirve para combatir a otros, pero Francisco desde el día que llegó dijo que él iba a ser un puente y está demostrando que eso es lo que es. A la primera mandataria que recibió fue a Cristina, almorzaron durante más de dos horas y a partir de ahí se generó una gran relación humana, personal e institucional. El punto culminante de esa relación fue la última reunión en la que el Papa no solo comparte con la Presidenta su visión del mundo que expresó días más tarde ante la Asamblea General de la ONU, sino que además le pide que lleve en el avión a quien él considera como un hijo que es José María del Corral para que también participe. Eso yo lo tomé como una necesidad de Francisco de ser parte de alguna manera de ese discurso de paz que dio Cristina. Y a su vez delegó en la propia Presidenta la tarea de presentar a Del Corral a Ban Ki Moon para que la ONU conozca el proyecto de las "Escholas Ocurrentes" aun cuando el Papa tiene un nuncio en la ONU y lo podría haber hecho a través de él. Sin embargo eligió a la Presidenta para que represente a su proyecto más importante. Está claro que al Papa no lo van a encontrar siendo un muro o queriendo desarrollar por ahí las apetencias de Luis Barrionuevo.
 
-¿Y qué peso político tienen esas fotos que muchos dirigentes van a buscar y muestran con orgullo después?
 
-Si alguien usa esas fotos de manera mezquina, pierde con él. Es natural que un argentino tenga orgullo de sacarse una foto con el Papa. Ahora si uno cree que esa foto significa que él le dio su apoyo incondicional para que haga algo en nombre de él, se equivoca, porque él se entera de esas cosas después y el mal uso de una foto ha traído penitencias después.
 
-Atrás quedaron los desencuentros de otras épocas...
 
-Yo no tomo como que la relación haya cambiado de negro a blanco. La homilía que él da el día del fallecimiento de Néstor Kirchner es impresionante. Es impresionante lo que él dice ahí. Lo llama tres veces "compañero Néstor" pero quizás lo que pasaba es que estábamos tan cerrados unos con otros, otros con unos que no escuchábamos esas voces y ahí había un amor... y nadie se enteró a pesar de que fue televisada la homilía. En la prensa no fueron levantadas sus palabras. La busqué durante bastante tiempo y la encontré y se la hice llegar a la Presidenta y su familia porque valía la pena escuchar lo que dijo ese día. Puede ser que no fuera la época en que mejor estaba la relación humana e institucional y sin embargo es muy profundo lo que él dice ahí.
 
-¿La conocía la Presidenta esa homilía?
 
-No, no la conocía y le gustó mucho, mucho. Creo que tenemos un Papa maravilloso y la Argentina tiene con ese Papa una relación extraordinaria, a mí lo único que me falta, que tengo que hacer, es seguir regando esa relación.
 
-¿Cuál fue la clave del florecimiento de esta relación?
 
-El diálogo entre dos personas con muchas cosas en común, en su forma de ver el mundo, como son Cristina y Francisco. Cuando dos personas se sientan en una mesa es muy fácil encontrar coincidencias. Ha habido una gran generosidad de los dos. Hubo ganas en algunos sectores que este encuentro fuera en realidad un desencuentro. Pero no fue así. Y está bien que no sea así. Yo pregunto ¿puede Francisco plantearle al mundo lo que está planteando si tiene un cortocircuito profundo con su país de origen? No puede. Hay muy buena química entre los dos. Como te dije antes, yo lo único que puedo hacer es regar estar planta, es mi obligación y es una alegría.
 
 
(Fuente: Minuto Uno) 

 

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