Derbakes, ocarinas, tambores, quenas y udúes de arcilla son
producidos en Valle Fértil por el músico y artesano Matías Díaz. Él realizaba
sus instrumentos cocinando la cerámica con la técnica más antigua conocida, en
un pozo en el suelo. Pero ahora, gracias a un subsidio del Programa de Asistencia Financiera para la minería
artesanal, compró un horno eléctrico que
le permitirá aumentar el volumen de su producción.
"Manos al barro” se llama su proyecto por el que ya recibió
$200.000. "Cuando me dieron la mitad adquirí el horno alfarero y con el resto
compré una soldadora para soldar el hierro que llevan los tambores para estirar
el cuero y afinar. También instalé la trifásica en el taller. El problema hoy
es que Energía San Juan no me habilita la línea porque me falta una
habilitación municipal. Tengo muchísima producción esperando tener electricidad
para el horno”, contó Díaz.
Luego aplaudió la iniciativa del Ministerio de Minería que
puso los ojos en los productores más chicos. "Este programa ha sido muy
importante. Acá en Valle Fértil necesitamos de todo y poco llega. El subsidio nos
vino muy bien, yo pude concretar miles de cosas que no podía alcanzar solo. Antes
cocinaba en un pozo con guano y leña, con el horno nuevo aumento mi producción
y puedo llegar a temperaturas que antes no podía”, contó Díaz.
Sus productos, instrumentos musicales y algunos utensilios
de cocina, los vende en un stand en la plaza de San Agustín, también envía a la
feria de artesanos en el parque Ischigualasto. "Mando muchas cosas al Valle de
la Luna, pero lo ideal sería tener un espacio propio ahí porque llega mucho más
turismo todo el año. Sobre todo para los instrumentos musicales que son lo más
fino y personalizado que hago”, señaló.
Díaz está experimentando con un mix de materias primas. Por ejemplo,
está armando cajas copleras con cuerpo
de cerámica y también tambores. "Suena diferente, acampanado y nos da la pauta
que sonará bien cuando estén terminados, con más resonancia porque es un material
más delicado. También estoy haciendo otros con trípode de hierro y
experimentando con esmaltes cristalizados”, contó.
Matías dijo que desde los 6 años se dedica a la música.
Nació en Iglesia pero desde hace 10 años vive en Valle Fértil porque se enamoró
del lugar, con muchos de los artesanos que viven en ese departamento.
"Empecé tocando la guitarra, charango y seguí con la quena,
después hice percusión y piano. Es que siempre estuve rodeado de músicos porque
mi abuelo era músico. Tengo muchas canciones compuestas sobre todo para chicos,
carnavalitos, con letras de leyendas que hablan del Coquena. Los niños aprenden
muchas cosas a través de la música”, aseguró.
Matías realiza visitas a las escuelas cuando alguna docente
se lo pide. "Mi meta es llevar la cerámica a la escuela, que sea una materia más
porque los chicos aprenden jugando a medir, a contar, es un arte muy completo”.
Mientras tanto Díaz tiene que esperar la habilitación
municipal para poner en marcha el horno nuevo. "Es lo único que me está
frenando. Tengo una pieza llena de cerámica, tengo la pilastra de conexión,
todo listo para conectar, pero el municipio me demora el permiso porque no
tengo escritura, sólo mensura”, lamentó.
Pero esto no lo detiene y ya planea realizar nuevos cursos
para sumar técnicas a sus artesanías. "Hace 8 años que empecé con la cerámica y
ahora quiero aprender vitrofusión para sumar a mi producción”.