Por Carla Acosta
Para continuar, suscribite a Tiempo de San Juan. Si ya sos un usuario suscripto, iniciá sesión.
SUSCRIBITEPor Carla Acosta
Leandro Vega se crió entre el esfuerzo y la humildad. De pequeño soñó con triunfar de la mano de la pelota, con hacer goles y romperla en la Primera del fútbol argentino. Pero no le fue fácil, al jugador todo le costó el doble. "El fútbol es un sacrificio constante y el apoyo de mi familia fue importante para llegar", confiesa el refuerzo de San Martín, parado en las escaleras de la platea Este del Hilario Sánchez.
El defensor llegó al Verdinegro a préstamo por 1 año, proveniente de River Plate, en su segunda experiencia fuera de su querido Buenos Aires (la anterior temporada jugó en Newell´s). Pero no llegó sólo, lo escolta don Julio Vega, su padre, quien hace un tiempo dejó de trabajar como albañil para acompañarlo en esta aventura redonda.
El jugador se crió en el Barrio Santa Brígida, partido de San Miguel, Buenos Aires, junto a sus padres y sus dos hermanos. Su mamá Norma era ama de casa y su viejo se la rebuscaba como albañil o en alguna changuita. Pero todo cambió cuando Leandro alcanzó el profesionalismo en el fútbol: “Gracias a este deporte tuve la suerte y la satisfacción de decirle a mis padres que no trabajen más, porque son personas grandes y yo puedo ayudarlos”.
Leandro, el más chico de tres hermanos, no olvida sus raíces y mucho menos el aguante de su familia. “El apoyo de ellos fue importante, porque cuando sos chico te agarra la mala junta y la calle. Yo tuve una gran familia que me ayudó y me pudo sacar de eso”, cuenta.
El jugador recuerda su paso por Boca a los 6 años, club que prefirió abandonar por no sentirse cómodo, después los viajes en bondi a la escuelita de Argentinos Junior y luego, con 11 años, el gran salto a las inferiores de River. Todo, con el constante aliento de Norma y Julio.
“Me acuerdo que una vez me preguntaron si quería trabajar o jugar al fútbol y yo elegí la pelota. De ahí en más me apoyaron en todo. Cuando me inicié en Boca alcancé a estar siete meses, no me adapté a mis compañeros, no me gustaba estar ahí, y les dije a mis papás que no quería ir más. No me dijeron nada, sólo me apoyaron en mis decisiones”, apunta.
Hasta la Copa no para
Leandro Vega lleva apenas una semana entrenando con San Martín pero ya tiene en claro los objetivos personales y grupales. “Vengo a aportar lo mejor de mí, a pelear el campeonato e intentar clasificar a la Sudamericana”, es la ambiciosa frase del defensor que ilusiona al Pueblo Viejo.
El futbolista, con chances de emigrar al exterior, confiesa que optó por llegar a San Juan porque no quería alejarse de su familia y también por las buenas referencias que recibió del `Chino` Agüero, jugador del Verdinegro, y del sanjuanino Zacarías Morán, compañero en River.
“La verdad es que me siento bastante bien, por suerte me estoy adaptando de a poco. A los chicos les pedí referencias así que estoy contento de estar aquí, disfrutando de este desafío. Tengo muchas expectativas y confianza de sumar minutos y pelear sanamente por un lugar. Llegué a un equipo ordenado y de muchos conocidos”.
Contenido especial