Se fue a Buenos Aires junto a su familia cuando su hijo Rubén era adolescente y fue a jugar a Tigre. Después lo acompañó a Europa, cuando en uno de los pases más importantes de la historia sanjuanina el jugador firmó con el Inter de Milán. Hoy volvió a su querido San Juan donde retomó el fútbol para formar nuevamente una dupla con su amigo Víctor Hugo Cabello, esta vez en el Bohemio y para el Federal B, como ayudante de campo. "Volví y me instalé. El fútbol me gana, es un privilegio poder trabajar en ello. Peñarol nos abrió las puertas y acá estamos”, cuenta Ismael Botta.
Su actuación fue fundamental en el salto que dio su hijo al Inter; sobre todo porque el pibe tenía apenas 14 años cuando emprendió viaje a Buenos Aires. Ismael lo apoyó y más tarde se instaló allá con toda la familia. "Tuvimos que dejar muchas cosas de lado, el resto de la familia, los cumpleaños. Pero él estaba abocado a ser un futbolista profesional y por suerte pudimos superar los obstáculos. Siempre estuve al lado de él, siempre me dio la confianza para que todo pasara por los dos”. Apostar al fútbol de afuera no fue una mala idea, su hijo no sólo alcanzó la Primera del fútbol argentino con Tigre, sino también la elite del europeo. "Si Rubén se hubiese quedado seguro hubiese alcanzado la plantilla de San Martín, pero no sé si la de afuera”.
Cuenta que su decisión de radicarse en San Juan pasó por su esposa Verónica, quien arraigada a su provincia dice de volver. No fue fácil para ambos dejar al hijo, ya en Europa, emprender solo la experiencia futbolera. "A él le cuesta mucho pero el loco se la banca y va para adelante”, señala. Rubén hoy está en el Chievo Verona, a dos fechas de regresar al Inter, en donde Roberto Mancini decidirá si lo tendrá o no en cuenta para la temporada. "Él está bien. Se pudo recuperar después de la lesión que lo tuvo afuera a principios del torneo”.
Ya en la Provincia, acompañando a Cabello en el comando del equipo Bohemio, apuesta a la tercera categoría del fútbol argentino y hace hincapié en los pibes, en su papel en la categoría. Pero este no será su bautismo en el fútbol local, antes de acompañar a su hijo a Buenos Aires había estado en Unión, Del Bono y Alianza. "Es una experiencia muy buena esta. Este tipo de torneos es muy importante para los más chicos. Llegué a un club ordenado, con buenas instalaciones y que si ellos se acomodan, le dan el interés que necesitan las divisiones inferiores, en poco tiempo puede crecer de un modo acelerado”.